J<small>OHANNES </small>K<small>EPLER</small> fue un hombre profundamente religioso que escogió las herramientas del pujante método científico para armar una visión del Cosmos que reflejara la armonía divina. Con sus tres leyes del movimiento planetario dio elegante expresión matemática a las observaciones de Tycho Brahe, reafirmó el heliocentrismo copernicano y allanó el camino a la síntesis newtoniana. Como tantos otros pioneros de la frontera científica, coqueteó con disciplinas ahora consideradas supersticiones; en su caso, la astrología, de la cual llegó a convertirse en un experto reclamado por reyes y príncipes. Ni el favor de los poderosos ni su devoción le sustrajeron, no obstante, de las terribles consecuencias de las guerras religiosas que asolaban Europa.
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J<small>OHANNES </small>K<small>EPLER</small> fue un hombre profundamente religioso que escogió las herramientas del pujante método científico para armar una visión del Cosmos que reflejara la armonía divina. Con sus tres leyes del movimiento planetario dio elegante expresión matemática a las observaciones de Tycho Brahe, reafirmó el heliocentrismo copernicano y allanó el camino a la síntesis newtoniana. Como tantos otros pioneros de la frontera científica, coqueteó con disciplinas ahora consideradas supersticiones; en su caso, la astrología, de la cual llegó a convertirse en un experto reclamado por reyes y príncipes. Ni el favor de los poderosos ni su devoción le sustrajeron, no obstante, de las terribles consecuencias de las guerras religiosas que asolaban Europa.