A Eduardo de Guzmán, uno de los mejores periodistas españoles del siglo XX, se deben algunos de los más rigurosos testimonios de la II República, la guerra civil y la cruel posguerra. Su actividad y buen hacer le granjearon amistades tanto entre sus compañeros de ideas libertarias, Durruti, Peyrats, Cipriano Mera,… como entre las más diversas personalidades: la joven Hildegart, Lluís Companys, Niceto Alcalá Zamora o Navarro Ballesteros, director en la época de «Mundo Obrero». Recogemos en este libro su magnífico reportaje sobre la matanza de Casas Viejas, lugar al que acudió en labores de corresponsal junto a Ramón J. Sender, y quince reportajes, nunca publicados en libro, escritos desde finales de agosto hasta finales de septiembre de 1936 en los campos de batalla de Teruel y Zaragoza, y en ciudades como Valencia y la Barcelona revolucionaria del momento. Unos textos llenos de entusiasmo y confianza en una victoria que no pudo ser.
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A Eduardo de Guzmán, uno de los mejores periodistas españoles del siglo XX, se deben algunos de los más rigurosos testimonios de la II República, la guerra civil y la cruel posguerra. Su actividad y buen hacer le granjearon amistades tanto entre sus compañeros de ideas libertarias, Durruti, Peyrats, Cipriano Mera,… como entre las más diversas personalidades: la joven Hildegart, Lluís Companys, Niceto Alcalá Zamora o Navarro Ballesteros, director en la época de «Mundo Obrero». Recogemos en este libro su magnífico reportaje sobre la matanza de Casas Viejas, lugar al que acudió en labores de corresponsal junto a Ramón J. Sender, y quince reportajes, nunca publicados en libro, escritos desde finales de agosto hasta finales de septiembre de 1936 en los campos de batalla de Teruel y Zaragoza, y en ciudades como Valencia y la Barcelona revolucionaria del momento. Unos textos llenos de entusiasmo y confianza en una victoria que no pudo ser.