Esta Historia de la Literatura Universal pretende acercarnos a las diversas producciones literarias mediante una exposición clara pero rigurosa de sus correspondientes tradiciones. Habiendo optado por el estudio a través de las literaturas nacionales, al lector se le ofrece, al tiempo que mayor amenidad y variedad, una estructuración más acorde con los criterios de divulgación que presiden la obra. No se olvida, por otra parte, agrupar las diferentes tendencias como, menos aún, insertarlas decididamente en su determinante marco histórico. El idealismo individualista que había comenzado a expresarse en la Literatura del siglo XVIII eclosionó en la primera mitad del XIX en el posiblemente primer movimiento literario con conciencia de tal: el Romanticismo. Muchos tópicos quedan aún por desterrar sobre este período, especialmente idealizado tanto por su propia naturaleza como, sobre todo, por informar aún, querámoslo o no, nuestra misma sociedad y la idea que en ella nos hacemos de la Cultura. Con el Romanticismo, el Arte -todo Arte- será Verdad, y la carencia de toda norma y medida la única regla a seguir, en un decidido avance de los presupuestos de la Literatura de nuestro siglo XX.
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Esta Historia de la Literatura Universal pretende acercarnos a las diversas producciones literarias mediante una exposición clara pero rigurosa de sus correspondientes tradiciones. Habiendo optado por el estudio a través de las literaturas nacionales, al lector se le ofrece, al tiempo que mayor amenidad y variedad, una estructuración más acorde con los criterios de divulgación que presiden la obra. No se olvida, por otra parte, agrupar las diferentes tendencias como, menos aún, insertarlas decididamente en su determinante marco histórico. El idealismo individualista que había comenzado a expresarse en la Literatura del siglo XVIII eclosionó en la primera mitad del XIX en el posiblemente primer movimiento literario con conciencia de tal: el Romanticismo. Muchos tópicos quedan aún por desterrar sobre este período, especialmente idealizado tanto por su propia naturaleza como, sobre todo, por informar aún, querámoslo o no, nuestra misma sociedad y la idea que en ella nos hacemos de la Cultura. Con el Romanticismo, el Arte -todo Arte- será Verdad, y la carencia de toda norma y medida la única regla a seguir, en un decidido avance de los presupuestos de la Literatura de nuestro siglo XX.