Golpe de Estado sorprendió a los lectores cuando apareció por primera vez en 1968 porque mostraba, paso a paso, cómo se podía derrocar a los gobiernos. Traducido a dieciséis idiomas, ha inspirado precauciones antigolpes por parte de regímenes de todo el mundo. Además de estas instrucciones detalladas, el manual revisado de Edward Luttwak ofrece una forma completamente nueva de mirar el poder político: una que considera, por ejemplo, la vulnerabilidad a golpes de estado incluso de las democracias más estables en caso de dificultades económicas prolongadas. El mundo ha cambiado dramáticamente en el último medio siglo, pero no la esencia del golpe de Estado. Todavía requiere el reclutamiento secreto de oficiales militares que cuenten con la lealtad de unidades bien ubicadas para apoderarse de cuarteles generales importantes y centros clave en la ciudad capital. El apoyo de las fuerzas armadas en su conjunto sólo es necesario después, para evitar contragolpes. Y el apoyo masivo es en gran medida irrelevante, aunque la aceptación pasiva es esencial. Para garantizarlo, la violencia debe mantenerse al mínimo. El golpe ideal es rápido y sin derramamiento de sangre. Los golpes muy violentos rara vez tienen éxito y, si desencadenan una guerra civil sangrienta, fracasan por completo. Luttwak identifica las condiciones que hacen que los países sean vulnerables a un golpe y describe las etapas necesarias de planificación, desde el reclutamiento de cómplices hasta las promesas de progreso y estabilidad posteriores al golpe. Pero en un sentido mucho más amplio, su investigación sobre los golpes de estado (actualizada para el siglo XXI) descubre verdades importantes sobre la naturaleza del poder político.
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Golpe de Estado sorprendió a los lectores cuando apareció por primera vez en 1968 porque mostraba, paso a paso, cómo se podía derrocar a los gobiernos. Traducido a dieciséis idiomas, ha inspirado precauciones antigolpes por parte de regímenes de todo el mundo. Además de estas instrucciones detalladas, el manual revisado de Edward Luttwak ofrece una forma completamente nueva de mirar el poder político: una que considera, por ejemplo, la vulnerabilidad a golpes de estado incluso de las democracias más estables en caso de dificultades económicas prolongadas. El mundo ha cambiado dramáticamente en el último medio siglo, pero no la esencia del golpe de Estado. Todavía requiere el reclutamiento secreto de oficiales militares que cuenten con la lealtad de unidades bien ubicadas para apoderarse de cuarteles generales importantes y centros clave en la ciudad capital. El apoyo de las fuerzas armadas en su conjunto sólo es necesario después, para evitar contragolpes. Y el apoyo masivo es en gran medida irrelevante, aunque la aceptación pasiva es esencial. Para garantizarlo, la violencia debe mantenerse al mínimo. El golpe ideal es rápido y sin derramamiento de sangre. Los golpes muy violentos rara vez tienen éxito y, si desencadenan una guerra civil sangrienta, fracasan por completo. Luttwak identifica las condiciones que hacen que los países sean vulnerables a un golpe y describe las etapas necesarias de planificación, desde el reclutamiento de cómplices hasta las promesas de progreso y estabilidad posteriores al golpe. Pero en un sentido mucho más amplio, su investigación sobre los golpes de estado (actualizada para el siglo XXI) descubre verdades importantes sobre la naturaleza del poder político.