Carl Rudolph Schiller, político y teólogo de gran reputación, aparece salvajemente asesinado en su apartamento de Berlín. Su cuerpo ha sido cortado en dos y la segunda mitad no aparece por ninguna parte. Rafael Simmer, un joven historiador, y Felix Werner, un periodista, se encargan de la investigación, un proceso que les conduce desde París a Washington y de Roma a Berlín en un intento por desentrañar los aspectos de la vida de Schiller que lo han conducido a tan cruento final. Conocer la vida de Schiller significa transitar por la historia de los judíos y por su mística. Pero también por esa historia negra que los ha perseguido durante siglos y, especialmente, por el exterminio a que fueron sometidos durante la Segunda Guerra Mundial. La dimensión política y religiosa de Carl Rudolph Schiller obliga a los investigadores a abordar su asesinato desde una perspectiva más amplia: como un crimen perpetrado no contra un individuo sino contra un pueblo. Pero el horror de esa realidad no admite una mirada abierta. Sólo unos ojos entornados y con un objetivo claro podrán abordarla: aquellos que sean capaces de penetrar en el Mal absoluto con ánimo de distinguir sus causas y sus procesos.
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Carl Rudolph Schiller, político y teólogo de gran reputación, aparece salvajemente asesinado en su apartamento de Berlín. Su cuerpo ha sido cortado en dos y la segunda mitad no aparece por ninguna parte. Rafael Simmer, un joven historiador, y Felix Werner, un periodista, se encargan de la investigación, un proceso que les conduce desde París a Washington y de Roma a Berlín en un intento por desentrañar los aspectos de la vida de Schiller que lo han conducido a tan cruento final. Conocer la vida de Schiller significa transitar por la historia de los judíos y por su mística. Pero también por esa historia negra que los ha perseguido durante siglos y, especialmente, por el exterminio a que fueron sometidos durante la Segunda Guerra Mundial. La dimensión política y religiosa de Carl Rudolph Schiller obliga a los investigadores a abordar su asesinato desde una perspectiva más amplia: como un crimen perpetrado no contra un individuo sino contra un pueblo. Pero el horror de esa realidad no admite una mirada abierta. Sólo unos ojos entornados y con un objetivo claro podrán abordarla: aquellos que sean capaces de penetrar en el Mal absoluto con ánimo de distinguir sus causas y sus procesos.