Una casa negra en medio de un riguroso invierno, huellas extrañas, alimentos que desaparecen, caracteres en pugna. Por una sola vez Henry Debbon llegó temprano a su oficina. Ese hecho, inofensivo y recomendable, usted seguramente lo aprobará. Pero, como las autoras nos cuentan, es el principio de una serie de aventuras que vendrán después y que nos sacudirán por entero. La impulsividad de Henry Debbon remolca a su jefe, un abogado cuya personalidad oscila del gruñido a la sonrisa, aunque a Henry sólo le toquen los gruñidos… Un cliente que acude a la oficina desaparece en forma extraña. Lo mismo le acontece al honrado y cumplido tenedor de libros. Más tarde, el jefe de Henry le pide a éste le sirva de guardaespaldas a su bella y pelirroja hija. En el cumplimiento de su misión, Henry llega a un temible hospital, y, posteriormente, a un tétrico caserón de campo. Esta casa le había sido legada por una tía excéntrica, quien la pintó completamente de negro. Casi al finalizar el invierno, los huéspedes de Henry se quedan helados y mudos de terror, cuando descubren un cadáver, este sí, auténticamente helado. A todo lo anterior se añade una combinación de intriga, mutilación y crimen.
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Una casa negra en medio de un riguroso invierno, huellas extrañas, alimentos que desaparecen, caracteres en pugna. Por una sola vez Henry Debbon llegó temprano a su oficina. Ese hecho, inofensivo y recomendable, usted seguramente lo aprobará. Pero, como las autoras nos cuentan, es el principio de una serie de aventuras que vendrán después y que nos sacudirán por entero. La impulsividad de Henry Debbon remolca a su jefe, un abogado cuya personalidad oscila del gruñido a la sonrisa, aunque a Henry sólo le toquen los gruñidos… Un cliente que acude a la oficina desaparece en forma extraña. Lo mismo le acontece al honrado y cumplido tenedor de libros. Más tarde, el jefe de Henry le pide a éste le sirva de guardaespaldas a su bella y pelirroja hija. En el cumplimiento de su misión, Henry llega a un temible hospital, y, posteriormente, a un tétrico caserón de campo. Esta casa le había sido legada por una tía excéntrica, quien la pintó completamente de negro. Casi al finalizar el invierno, los huéspedes de Henry se quedan helados y mudos de terror, cuando descubren un cadáver, este sí, auténticamente helado. A todo lo anterior se añade una combinación de intriga, mutilación y crimen.