En la respetable ciudad costera de Flaxborough, el igualmente respetable concejal Harold Carobleat yace en su descanso eterno. Causa de muerte: neumonía. Pero apenas se ha enfriado en su ataúd antes de que el detective inspector Purbright, afable y fastidiosamente educado, deba volver a examinar la muerte del vecino de Carobleat, Marcus Gwill, antiguo propietario del periódico local, The Citizen. Esta vez parece que ha habido juego sucio, a menos que un empacho de malvaviscos haya llevado al difunto y poco llorado Sr. Gwill a suicidarse por electrocución. ("Poder sin responsabilidad", murmura Purbright.) ¿Cómo se relacionaban los muertos entre sí y con un grupo pequeño pero selecto de otros dignatarios de la ciudad? Purbright se siente intrigado por una serie de anuncios que Gwill estaba poniendo en el Citizen, por algunos artículos antiguos con nombres muy extraños…