Joshua Carr estaba muy atento a que los surcos le salieran rectos. Cifraba su orgullo en esa y otras pequeñas cosas parecidas. Por eso no advirtió la llegada del jinete hasta que llegó al final del campo y levantó la mirada para hacer girar el arado. Entonces se quedó quieto, con una expresión de extrañeza que poco a poco se le fue cambiando a aprensión. Sin embargo, no había nada de extraordinario en el hombre que se acercaba montando a un bayo de buena planta, grandote, apto para largas y duras cabalgadas. Se trataba de un jinete vestido con usadas ropas, calzado con gastadas botas y tocado con un viejo sombrero negro de ala ancha. Llevaba el consabido cinto con pistolera y revólver, una reata amarrada al borrén de la montuca y un rifle en su funda debajo de la pierna derecha, en cuanto a su edad, tal vez tuviera treinta, tal vez treinta y cinco años.
Description:
Joshua Carr estaba muy atento a que los surcos le salieran rectos. Cifraba su orgullo en esa y otras pequeñas cosas parecidas. Por eso no advirtió la llegada del jinete hasta que llegó al final del campo y levantó la mirada para hacer girar el arado. Entonces se quedó quieto, con una expresión de extrañeza que poco a poco se le fue cambiando a aprensión. Sin embargo, no había nada de extraordinario en el hombre que se acercaba montando a un bayo de buena planta, grandote, apto para largas y duras cabalgadas. Se trataba de un jinete vestido con usadas ropas, calzado con gastadas botas y tocado con un viejo sombrero negro de ala ancha. Llevaba el consabido cinto con pistolera y revólver, una reata amarrada al borrén de la montuca y un rifle en su funda debajo de la pierna derecha, en cuanto a su edad, tal vez tuviera treinta, tal vez treinta y cinco años.