En Sierra Espuña, Murcia, se encuentra abandonado el Sanatorio de Murcia. Lugar que albergó la estancia de los leprosos y enfermos de tuberculosis. Los menos graves ocupaban la planta baja del edificio y los más graves la planta alta, desde donde nunca pudieron salir. Se dice que la primera piedra de su construcción fue colocada en 1913 y con la única ayuda de las manos de los vecinos se terminó en 1917. En 1962 se cerró y con él se abandonaron a su suerte todos los enfermos, que fueron los olvidados. Ahora, en 2017 tres parejas de turistas americanos, recorren las cuestas de la estrecha carretera de Sierra Espuña cuando el motor de la furgoneta alquilada deja de ronronear. Carlos, un desequilibrado mental, está persiguiendo algo con su escopeta de caza y su ballesta. Son ellos. Las tres parejas formadas por chicos y chicas que no sobrepasan los veintitrés años, se ven obligados a introducirse en el bosque en busca de un refugio para pasar la noche. Cuando sus linternas enfocan la fachada del Sanatorio no pueden creerse lo que están viendo, aunque uno de ellos está bien documentado sobre el Sanatorio. Pero, lo que no saben es que corre la leyenda de que allí se escuchan lamentos, se ven almas y sus cuerpos. Y lo peor de todo, está la dama de negro, que aseguran, pasea todas las noches por los pasillos del Sanatorio. La muerte les acecha de la manera más terrorífica que uno se pueda imaginar. Sucumbiendo a su propio miedo.
Una aterradora historia en la que nada es lo que parece y lo que te mata no es una bala o el filo de un cuchillo, sino tu propio miedo, espanto, terror.
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En Sierra Espuña, Murcia, se encuentra abandonado el Sanatorio de Murcia. Lugar que albergó la estancia de los leprosos y enfermos de tuberculosis. Los menos graves ocupaban la planta baja del edificio y los más graves la planta alta, desde donde nunca pudieron salir. Se dice que la primera piedra de su construcción fue colocada en 1913 y con la única ayuda de las manos de los vecinos se terminó en 1917. En 1962 se cerró y con él se abandonaron a su suerte todos los enfermos, que fueron los olvidados. Ahora, en 2017 tres parejas de turistas americanos, recorren las cuestas de la estrecha carretera de Sierra Espuña cuando el motor de la furgoneta alquilada deja de ronronear. Carlos, un desequilibrado mental, está persiguiendo algo con su escopeta de caza y su ballesta. Son ellos. Las tres parejas formadas por chicos y chicas que no sobrepasan los veintitrés años, se ven obligados a introducirse en el bosque en busca de un refugio para pasar la noche. Cuando sus linternas enfocan la fachada del Sanatorio no pueden creerse lo que están viendo, aunque uno de ellos está bien documentado sobre el Sanatorio. Pero, lo que no saben es que corre la leyenda de que allí se escuchan lamentos, se ven almas y sus cuerpos. Y lo peor de todo, está la dama de negro, que aseguran, pasea todas las noches por los pasillos del Sanatorio. La muerte les acecha de la manera más terrorífica que uno se pueda imaginar. Sucumbiendo a su propio miedo. Una aterradora historia en la que nada es lo que parece y lo que te mata no es una bala o el filo de un cuchillo, sino tu propio miedo, espanto, terror.