Tantos años de seguridad, tanto orden, y ahora necesitaba de esa incertidumbre con la que empezaba cada día.
Diana vive junto a su marido y sus hijos: sin embargo, la soledad y el aburrimiento la cortejan sin tregua. No es la única: también su hermana y otros amigos atraviesan una crisis afectiva marcada por el tedio y el desamor. Un día Diana ingresa, accidentalmente, en el correo electrónico de un hombre al que no conoce pero con el que inicia un juego mediático, anónimo y audaz, que les concede a ambos la cuota de seducción que les estaba faltando. Y así, lo que empieza como una travesura deviene una necesidad: los mensajes son un remedio para Diana, una ilusión que le cubre los días vacíos y la llena de expectativas.Desde las cenizas se desarrolla en un universo pequeño, engañosamente simple, de personajes identificables y comunes. Sin embargo, Claudia Amengual los vuelve únicos: los ubica frente a un espejo y con sutil compasión busca que se percaten de la caducidad irremediable de ciertos vínculos, sostenidos sólo por el hábito y la comodidad. Y muestra la última página de esas historias, para las que no sobrevendrá el final, sino la posibilidad de un nuevo comienzo.
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Tantos años de seguridad, tanto orden, y ahora necesitaba de esa incertidumbre con la que empezaba cada día. Diana vive junto a su marido y sus hijos: sin embargo, la soledad y el aburrimiento la cortejan sin tregua. No es la única: también su hermana y otros amigos atraviesan una crisis afectiva marcada por el tedio y el desamor. Un día Diana ingresa, accidentalmente, en el correo electrónico de un hombre al que no conoce pero con el que inicia un juego mediático, anónimo y audaz, que les concede a ambos la cuota de seducción que les estaba faltando. Y así, lo que empieza como una travesura deviene una necesidad: los mensajes son un remedio para Diana, una ilusión que le cubre los días vacíos y la llena de expectativas.Desde las cenizas se desarrolla en un universo pequeño, engañosamente simple, de personajes identificables y comunes. Sin embargo, Claudia Amengual los vuelve únicos: los ubica frente a un espejo y con sutil compasión busca que se percaten de la caducidad irremediable de ciertos vínculos, sostenidos sólo por el hábito y la comodidad. Y muestra la última página de esas historias, para las que no sobrevendrá el final, sino la posibilidad de un nuevo comienzo.