La orquesta atacó los últimos compases de la obra. La batuta del director se movía imperativamente, dirigiendo hábil y certeramente a sus músicos. Con un estruendoso acorde final, que puso en pie al público que abarrotaba la sala del Slipher Concert Hall, la orquesta terminó la pieza y el concierto. El director, en su podio, se volvió e inclinó la cabeza repetidas veces, mientras agradecía los nutridos aplausos que le dedicaban los espectadores.
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La orquesta atacó los últimos compases de la obra. La batuta del director se movía imperativamente, dirigiendo hábil y certeramente a sus músicos. Con un estruendoso acorde final, que puso en pie al público que abarrotaba la sala del Slipher Concert Hall, la orquesta terminó la pieza y el concierto. El director, en su podio, se volvió e inclinó la cabeza repetidas veces, mientras agradecía los nutridos aplausos que le dedicaban los espectadores.