Muchas personas recibieron octavillas similares. No es aventurado suponer que la inmensa mayoría las destruyeron apenas recibidas. Simplemente, consideraban aquel mensaje —si de tal podía calificarse— como una propaganda de nueva especie. Otras personas, en cambio, escribieron al apartado mencionado. Todas, naturalmente, sostenían ser oriundos de Marte. Dennis Horton fue uno de los que recibieron la octavilla. Leyó las frases escritas y luego, tras convertir el papel en una bola, lo arrojó a un rincón. Semanas más tarde, en uno de los periódicos de mayor circulación, apareció un anuncio, sobrio de contenido, pero detonante en su expresión: ¡MARCIANOS, NUESTRO DESTIERRO TOCA A SU FIN!
Description:
Muchas personas recibieron octavillas similares. No es aventurado suponer que la inmensa mayoría las destruyeron apenas recibidas. Simplemente, consideraban aquel mensaje —si de tal podía calificarse— como una propaganda de nueva especie. Otras personas, en cambio, escribieron al apartado mencionado. Todas, naturalmente, sostenían ser oriundos de Marte. Dennis Horton fue uno de los que recibieron la octavilla. Leyó las frases escritas y luego, tras convertir el papel en una bola, lo arrojó a un rincón. Semanas más tarde, en uno de los periódicos de mayor circulación, apareció un anuncio, sobrio de contenido, pero detonante en su expresión: ¡MARCIANOS, NUESTRO DESTIERRO TOCA A SU FIN!