Escribo esta historia para huir de mí mismo y de los recuerdos que me atosigan continuamente, no solamente en estado normal, sino incluso en mi subconsciente, pues hasta cuando duermo, la jauría de feroces lobos que son esos recuerdos, se arrojan sobre mi cerebro, intentando devorarlo con sus dentelladas que no cesan apenas un minuto. Me parece imposible, después de las terribles experiencias vividas, estar aún sano y salvo. Sano de cuerpo, pero con la mente todavía enferma, afectada por los acontecimientos en que, de un modo casi involuntario, tomé parte no hace mucho tiempo, como uno de los principales protagonistas. Tengo confianza, no obstante, en que el tiempo, un magnífico aliado, y el profundo amor y devoción de mi esposa, me ayuden y hagan de mí el hombre que era antes de los sucesos que me propongo narrar. A pesar de todo, falta mucho tiempo aún para que mi espíritu se vea limpio de esas horrendas y turbadoras visiones que me acusan sin cesar. Es rara la noche que no me despierto, en la mitad de su transcurso, sentado en la cama, empapado de sudor de arriba abajo, sacudido por las pesadillas que no consigo alejar de mi cerebro por más esfuerzos que hago. Y cada vez que me sucede tal cosa, me parece verme de nuevo, como si todo fuera real y tangible, en aquella espantosa situación que estuvo a punto de acabar con mi vida e incluso, aun habiendo salvado ésta, con mi razón.
Description:
Escribo esta historia para huir de mí mismo y de los recuerdos que me atosigan continuamente, no solamente en estado normal, sino incluso en mi subconsciente, pues hasta cuando duermo, la jauría de feroces lobos que son esos recuerdos, se arrojan sobre mi cerebro, intentando devorarlo con sus dentelladas que no cesan apenas un minuto. Me parece imposible, después de las terribles experiencias vividas, estar aún sano y salvo. Sano de cuerpo, pero con la mente todavía enferma, afectada por los acontecimientos en que, de un modo casi involuntario, tomé parte no hace mucho tiempo, como uno de los principales protagonistas. Tengo confianza, no obstante, en que el tiempo, un magnífico aliado, y el profundo amor y devoción de mi esposa, me ayuden y hagan de mí el hombre que era antes de los sucesos que me propongo narrar. A pesar de todo, falta mucho tiempo aún para que mi espíritu se vea limpio de esas horrendas y turbadoras visiones que me acusan sin cesar. Es rara la noche que no me despierto, en la mitad de su transcurso, sentado en la cama, empapado de sudor de arriba abajo, sacudido por las pesadillas que no consigo alejar de mi cerebro por más esfuerzos que hago. Y cada vez que me sucede tal cosa, me parece verme de nuevo, como si todo fuera real y tangible, en aquella espantosa situación que estuvo a punto de acabar con mi vida e incluso, aun habiendo salvado ésta, con mi razón.