Sybil ocultó una sonrisa mientras se ponía en pie y caminaba hacia uno de los ventanales del gran salón, en donde estaba haciendo la entrevista al dueño de la mansión. Se decía que lord Cullmond era inmensamente rico, pero quienes tenían tratos económicos con él, lo dudaban a causa de su tacañería. Jenkins apareció en el patio y entregó el recibo a un sujeto vestido con mono azul claro y gorra de visera a cuadros. Desde la ventana, Sybil pudo apreciar que el mandadero tenía una nariz ridículamente pequeña.
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Sybil ocultó una sonrisa mientras se ponía en pie y caminaba hacia uno de los ventanales del gran salón, en donde estaba haciendo la entrevista al dueño de la mansión. Se decía que lord Cullmond era inmensamente rico, pero quienes tenían tratos económicos con él, lo dudaban a causa de su tacañería. Jenkins apareció en el patio y entregó el recibo a un sujeto vestido con mono azul claro y gorra de visera a cuadros. Desde la ventana, Sybil pudo apreciar que el mandadero tenía una nariz ridículamente pequeña.