El juez no se inmutó. Era un hombre de cierta edad y aspecto majestuoso, a lo que contribuía, aún más que la toga negra que vestía, su frondosa cabellera completamente blanca. El público esperaba con ansiedad la sentencia que iba a pronunciar el juez Heldman. Más de una vez y públicamente, tanto por radio y televisión como en entrevistas publicadas en diarios y revistas, el juez Heldman se había pronunciado por extirpar de raíz la plaga que era el «gangsterismo» en todas sus manifestaciones.
Description:
El juez no se inmutó. Era un hombre de cierta edad y aspecto majestuoso, a lo que contribuía, aún más que la toga negra que vestía, su frondosa cabellera completamente blanca. El público esperaba con ansiedad la sentencia que iba a pronunciar el juez Heldman. Más de una vez y públicamente, tanto por radio y televisión como en entrevistas publicadas en diarios y revistas, el juez Heldman se había pronunciado por extirpar de raíz la plaga que era el «gangsterismo» en todas sus manifestaciones.