El enorme avión de transporte volaba serenamente, por un cielo sin turbulencias, enmarcado al fondo por la línea perpetuamente nevada del Himalaya. En la cabina, Red Stevens, copiloto de la aeronave, canturreaba rítmicamente una vieja melopea, mientras vigilaba los instrumentos sin cesar y mantenía el rumbo con los timones. El viaje era largo, pero los resultados serían provechosos.
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El enorme avión de transporte volaba serenamente, por un cielo sin turbulencias, enmarcado al fondo por la línea perpetuamente nevada del Himalaya. En la cabina, Red Stevens, copiloto de la aeronave, canturreaba rítmicamente una vieja melopea, mientras vigilaba los instrumentos sin cesar y mantenía el rumbo con los timones. El viaje era largo, pero los resultados serían provechosos.