La lluvia estaba batiendo fuerte contra los edificios, y las grandes olas chocaban con violencia contra el muelle, levantando oleadas de espuma y abalanzándose sobre la tierra cual un ejército implacable y devastador. El cielo era una masa de bruma gris por la que aullaban los demonios del viento. No se distinguía un alma ni en las calles ni en los campos, donde se tronchaban los árboles con ruidosos chasquidos, como si fueran simples cañas abatidas por el huracán.
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La lluvia estaba batiendo fuerte contra los edificios, y las grandes olas chocaban con violencia contra el muelle, levantando oleadas de espuma y abalanzándose sobre la tierra cual un ejército implacable y devastador. El cielo era una masa de bruma gris por la que aullaban los demonios del viento. No se distinguía un alma ni en las calles ni en los campos, donde se tronchaban los árboles con ruidosos chasquidos, como si fueran simples cañas abatidas por el huracán.