La nevada se estaba intensificando. El frío, también. A pesar de funcionar la calefacción del automóvil a la perfección, Mark Keegan notó frío. Sus manos, aun protegidas por los guantes de conducir, empezaban a estar algo ateridas. Eso resultaba inquietante, teniendo en cuenta que tenía ante sí un prolongado viaje, antes de llegar a su destino.
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La nevada se estaba intensificando. El frío, también. A pesar de funcionar la calefacción del automóvil a la perfección, Mark Keegan notó frío. Sus manos, aun protegidas por los guantes de conducir, empezaban a estar algo ateridas. Eso resultaba inquietante, teniendo en cuenta que tenía ante sí un prolongado viaje, antes de llegar a su destino.