Vietnam había sido una mierda, y cuando llegué a Nueva York con 27 días de permiso, tenía muchísimo que hacer para ponerme al día con la diversión y los juegos. Entré a mi hotel y me encontré
con un asesinato... Salí con un agente internacional pisándome los talones. Después de todo, iba a poder jugar... a su manera.
No todo fue malo. Pude jugar a las casitas todo el tiempo con una hermosa morena llamada Dulcie. Incluso la Inteligencia Naval de Estados Unidos sabía cómo jugar: nos metieron a Dulcie y a mí
en una habitación muy lujosa y muy falsa. El problema fue que la mayoría de las personas divertidas en la fiesta en la casa de la diversión, en la isla de la diversión, resultaron ser asesinos o cadáveres
o más agentes internacionales. Fue un permiso increíble, se lo aseguro. Denme Vietnam mejor.