El “accidente” había sido planeado con mucho cuidado. Sin testigos. Completa oscuridad. Y, por si acaso, hicieron que pareciera que la propia Louisa casi había sido asesinada junto con su marido.
Louisa y Kel habían trabajado mucho tiempo para que este accidente fuera perfecto. Ahora estaban bajo la lluvia, observando a los hombres del sheriff operar el dragador en el canal. El dragador sacó
el bolso de Louisa. Un buzo sacó su zapato. Un elevador hidráulico subió el coche. Pero no había nadie.
Hora tras hora, Louisa y Kel permanecieron bajo la lluvia en la orilla del canal mientras continuaban los arrastres, sin mirarse, sin atreverse a ver la expresión del otro, temerosos de lo que pasaría, si se
verían en los ojos del otro. Tenía que haber un cuerpo. Pero no lo hubo.
“Nunca se vive dos veces” es una historia ingeniosa que expone cómo la esposa de un hombre puede verse involucrada en un plan de mal gusto tras otro, justo delante de las narices de su marido, sin
que él se dé cuenta hasta que sea demasiado tarde. realmente demasiado tarde.