La apasionante vida del monarca castellano que fortaleció el poder real, defendió los intereses de Castilla en la Guerra de los Cien Años y Conquistó el Reino de Algeciras, mientras vivía una intensa historia de amor con su concubina Leonor de Guzmán. Cuando se dispone a tomar Gibraltar, las fuerzas de Alfonso XI ceden. La Peste Negra hace estragos y parece ensañarse con el monarca. Parece. Acostado en su lecho, siente cómo todos a su alrededor le miran con recelo, espían todos sus movimientos. De sus miradas intuye que ya no existe preocupación por su salud, solo esperan lo inevitable. El monarca piensa en su amante, doña Leonor de Guzmán, recuerda la Batalla del Salado…y entonces le asalta un temor: no quiere desaparecer, no quiere que su vida y sus hazañas caigan en el olvido. Sabe que después de su muerte el cronista de corte se encargará de escribir sus memorias y teme, por el odio que le rodea, que el relato no sea fiel a la verdad. Por ello acude a su secretario. “Quiero recordar yo mismo lo que ha sido mi vida, volver a recorrerla”, le dice. “Quiero borrar así la angustia que siento al pensar que acaso esté dando los últimos pasos… Deseo que me ayudes a concretar las cosas que no he llegado a entender. Quiero que lo escribas todo. Absolutamente todo, hasta lo que querrán ocultar, para que sepan que habité la Tierra y que lo que hice fue aquello que el destino me forzó a hacer”.
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La apasionante vida del monarca castellano que fortaleció el poder real, defendió los intereses de Castilla en la Guerra de los Cien Años y Conquistó el Reino de Algeciras, mientras vivía una intensa historia de amor con su concubina Leonor de Guzmán. Cuando se dispone a tomar Gibraltar, las fuerzas de Alfonso XI ceden. La Peste Negra hace estragos y parece ensañarse con el monarca. Parece. Acostado en su lecho, siente cómo todos a su alrededor le miran con recelo, espían todos sus movimientos. De sus miradas intuye que ya no existe preocupación por su salud, solo esperan lo inevitable. El monarca piensa en su amante, doña Leonor de Guzmán, recuerda la Batalla del Salado…y entonces le asalta un temor: no quiere desaparecer, no quiere que su vida y sus hazañas caigan en el olvido. Sabe que después de su muerte el cronista de corte se encargará de escribir sus memorias y teme, por el odio que le rodea, que el relato no sea fiel a la verdad. Por ello acude a su secretario. “Quiero recordar yo mismo lo que ha sido mi vida, volver a recorrerla”, le dice. “Quiero borrar así la angustia que siento al pensar que acaso esté dando los últimos pasos… Deseo que me ayudes a concretar las cosas que no he llegado a entender. Quiero que lo escribas todo. Absolutamente todo, hasta lo que querrán ocultar, para que sepan que habité la Tierra y que lo que hice fue aquello que el destino me forzó a hacer”.