Jamás un libro podrá suplir la acción y el afecto de un pedagogo. Desgraciadamente, muchos jóvenes no tienen la dicha de encontrar en su camino el padre o el hermano mayor que los ayude eficazmente en su formación. Este libro se ha escrito para ellos, a fin de subsanar, en lo posible, esta ausencia dolorosa. Con esta obra se propone también el autor ayudar a los educadores proporcionándoles ejemplos que les permitan profundizar en el conocimiento de los adolescentes. El diario de Daniel explica al pormenor la vida de un muchacho. Desde el punto de vista religioso, Daniel conserva todavía la preocupación de unas prácticas religiosas, aunque de un modo vago. Ha sido escogido pensando en aquellos, todavía muchos, que han frecuentado los catecismos y patronatos parroquiales, y experimentado la influencia de una madre apegada a aquellas prácticas, pero sin haber descubierto lo esencial del cristianismo. Se ha querido poner a la consideración del lector la vida entera del muchacho, situándole en su cuadro natural y mostrando los diferentes problemas de los jóvenes en general y de los jóvenes de hoy en particular: relaciones con los padres, problemas sexuales, educación sentimental, educación del altruismo, descubrimiento del prójimo, del mundo y de sus problemas, amistades, estudios, porvenir, vida religiosa... Estos problemas y sus soluciones han sido relacionados entre sí, porque dentro del complejo unidad de vida es donde el hombre entero se desarrolla. En fin, se han querido subrayar, como factores de la evolución de Daniel, la doble acción de los compañeros y del sacerdote, por una parte, y por otra, de la palanca esencial de la acción y entrega en favor de los demás. Por medio de esta entrega que libera al joven de sí mismo, el Señor se introduce y se revela.
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Jamás un libro podrá suplir la acción y el afecto de un pedagogo. Desgraciadamente, muchos jóvenes no tienen la dicha de encontrar en su camino el padre o el hermano mayor que los ayude eficazmente en su formación. Este libro se ha escrito para ellos, a fin de subsanar, en lo posible, esta ausencia dolorosa. Con esta obra se propone también el autor ayudar a los educadores proporcionándoles ejemplos que les permitan profundizar en el conocimiento de los adolescentes. El diario de Daniel explica al pormenor la vida de un muchacho. Desde el punto de vista religioso, Daniel conserva todavía la preocupación de unas prácticas religiosas, aunque de un modo vago. Ha sido escogido pensando en aquellos, todavía muchos, que han frecuentado los catecismos y patronatos parroquiales, y experimentado la influencia de una madre apegada a aquellas prácticas, pero sin haber descubierto lo esencial del cristianismo. Se ha querido poner a la consideración del lector la vida entera del muchacho, situándole en su cuadro natural y mostrando los diferentes problemas de los jóvenes en general y de los jóvenes de hoy en particular: relaciones con los padres, problemas sexuales, educación sentimental, educación del altruismo, descubrimiento del prójimo, del mundo y de sus problemas, amistades, estudios, porvenir, vida religiosa... Estos problemas y sus soluciones han sido relacionados entre sí, porque dentro del complejo unidad de vida es donde el hombre entero se desarrolla. En fin, se han querido subrayar, como factores de la evolución de Daniel, la doble acción de los compañeros y del sacerdote, por una parte, y por otra, de la palanca esencial de la acción y entrega en favor de los demás. Por medio de esta entrega que libera al joven de sí mismo, el Señor se introduce y se revela.