La armada de la Liga Solariana cuenta con miles de superacorazados. Ni siquiera su propio gobierno sabe lo enorme que es su economía. Y durante cientos de años, la Liga ha llevado el estandarte de la civilización humana, ha sido el ideal al que aspira la humanidad en su diáspora por toda la galaxia. Pero los burócratas conocidos como los 'Mandarines', que gobiernan la Liga de hoy, no son los hombres y mujeres que la fundaron hace tanto tiempo. Son corruptos, venales, no rinden cuentas a nadie… y han decidido que el naciente Reino Estelar de Manticora debe ser destruido. Honor Harrington ha llevado el uniforme del Reino Estelar durante medio siglo y ha servido bien a su monarca y a su pueblo. En el transcurso de esos años, la mujer a la que los noticieros llaman la Salamandra ha pasado de ser una oficial subalterna tácticamente brillante, pero políticamente ingenua, al mando supremo de la flota y a ocupar un puesto en los más altos consejos militares y políticos de la Gran Alianza. Muy pocas personas conocen la guerra como lo hace Honor Harrington. Muy pocos han perdido tantos hombres y mujeres, tantos amigos, tanta familia, como ella. Sin embargo, a pesar de eso, la suya ha sido una voz de cautela. Sabe que los Mandarines y la Armada de la Liga Solariana están cada vez más desesperados a medida que la verdad de su inferioridad tecnológica se hace patente, pero también conoce el enorme tamaño de la Liga. Y sabe cómo reaccionarán sus ciudadanos si la Gran Alianza lleva la guerra a la Liga, ataca sus sistemas estelares, destruye su infraestructura… mata a sus civiles. La victoria de hoy, comprada en esos términos, sólo puede garantizar una futura guerra de venganza contra una resurgente Liga Solariana y su armada. Honor sabe que la Gran Alianza debe encontrar una victoria que no requiera incursiones en lo más profundo del espacio solariano, que no deje un legado de odio sin fondo, y la estrategia que apoya ha funcionado. La Liga se desliza hacia una gloriosa derrota a medida que va perdiendo terreno en los Protectorados y en la Verge. Mientras su gobierno central se tambalea hacia la bancarrota e incluso algunos de sus sistemas centrales optan por la secesión ante la corrupción de los mandarines. Mientras la Armada Solariana se da cuenta finalmente de que no puede enfrentarse a una flota de combate de la Alianza y ganar. Pero los mandarines han adoptado una nueva estrategia desesperada y, en pos de ella, la MLS ha cometido atrocidades como la galaxia no había conocido en mil años. La Liga ha violado su propio Edicto Eridani contra las bajas civiles masivas, ha violado la prohibición de los Acuerdos de Deneb sobre los crímenes de guerra. Y finalmente han matado a demasiadas de las personas que Honor Harrington ama. Ella ya no es la voz de la cautela y el compromiso, y la galaxia está a punto de ver algo que nunca ha imaginado. La Salamandra viene a por la Liga Solariana, y el infierno viene a su paso.
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La armada de la Liga Solariana cuenta con miles de superacorazados. Ni siquiera su propio gobierno sabe lo enorme que es su economía. Y durante cientos de años, la Liga ha llevado el estandarte de la civilización humana, ha sido el ideal al que aspira la humanidad en su diáspora por toda la galaxia. Pero los burócratas conocidos como los 'Mandarines', que gobiernan la Liga de hoy, no son los hombres y mujeres que la fundaron hace tanto tiempo. Son corruptos, venales, no rinden cuentas a nadie… y han decidido que el naciente Reino Estelar de Manticora debe ser destruido. Honor Harrington ha llevado el uniforme del Reino Estelar durante medio siglo y ha servido bien a su monarca y a su pueblo. En el transcurso de esos años, la mujer a la que los noticieros llaman la Salamandra ha pasado de ser una oficial subalterna tácticamente brillante, pero políticamente ingenua, al mando supremo de la flota y a ocupar un puesto en los más altos consejos militares y políticos de la Gran Alianza. Muy pocas personas conocen la guerra como lo hace Honor Harrington. Muy pocos han perdido tantos hombres y mujeres, tantos amigos, tanta familia, como ella. Sin embargo, a pesar de eso, la suya ha sido una voz de cautela. Sabe que los Mandarines y la Armada de la Liga Solariana están cada vez más desesperados a medida que la verdad de su inferioridad tecnológica se hace patente, pero también conoce el enorme tamaño de la Liga. Y sabe cómo reaccionarán sus ciudadanos si la Gran Alianza lleva la guerra a la Liga, ataca sus sistemas estelares, destruye su infraestructura… mata a sus civiles. La victoria de hoy, comprada en esos términos, sólo puede garantizar una futura guerra de venganza contra una resurgente Liga Solariana y su armada. Honor sabe que la Gran Alianza debe encontrar una victoria que no requiera incursiones en lo más profundo del espacio solariano, que no deje un legado de odio sin fondo, y la estrategia que apoya ha funcionado. La Liga se desliza hacia una gloriosa derrota a medida que va perdiendo terreno en los Protectorados y en la Verge. Mientras su gobierno central se tambalea hacia la bancarrota e incluso algunos de sus sistemas centrales optan por la secesión ante la corrupción de los mandarines. Mientras la Armada Solariana se da cuenta finalmente de que no puede enfrentarse a una flota de combate de la Alianza y ganar. Pero los mandarines han adoptado una nueva estrategia desesperada y, en pos de ella, la MLS ha cometido atrocidades como la galaxia no había conocido en mil años. La Liga ha violado su propio Edicto Eridani contra las bajas civiles masivas, ha violado la prohibición de los Acuerdos de Deneb sobre los crímenes de guerra. Y finalmente han matado a demasiadas de las personas que Honor Harrington ama. Ella ya no es la voz de la cautela y el compromiso, y la galaxia está a punto de ver algo que nunca ha imaginado. La Salamandra viene a por la Liga Solariana, y el infierno viene a su paso.