La vida de Adara Williams parece ir en picado. Pierde su trabajo en el Museo Metropolitano de Arte. No puede seguir pagando el alquiler de su apartamento. Y para rematar su ''buena suerte'', se ve obligada a vivir en un hotel hasta encontrar una vivienda más económica. Sus días solo son grises, hasta que una mañana se encuentra con una herencia que cambiará su destino. Adara es la heredera principal de una mansión en una remota isla en el océano atlántico. Esa inesperada herencia consigue remover las tempestades de su corazón atormentado. Apenas comprende que siendo huérfana herede de pronto una mansión. Una mansión que según unos papeles comparte un diez por ciento con un tal Price, que la espera en la isla para hablarle de todo lo que concierne a la familia Williams. Creyendo que todo es un malentendido, viaja con su mejor amiga hacia el primer lugar al que tienen que ir. Los aldeanos de Roundstone, Irlanda, no hablan muy bien de la isla. Todo parece indicar que nadie quiere pisar esa isla que está maldita con la sangre de la familia que murió allí. Nadie, ni por todo el oro del mundo, se arriesga a llevar a Adara hasta la isla Williams; la que también llaman la ''Isla de Blood Williams''. Y cuando Adara lo da todo por perdido, aparece un hombre apuesto, caballeroso y de un atractivo irresistible que desata sus más secretos deseos. Enzo Kingsley lleva viviendo en Roundstone toda su vida, tiene un pequeño barco pesquero de su padre, es amable con los que viven en Roundstone, pero más frío con los forasteros que quieren arriesgarse a ir a la isla Williams. Pero todo cambia cuando conoce a la hermosa y temeraria Adara. En el momento que sus miradas se cruzan, sus destinos estarán atados. Ya nada volverá a ser lo mismo. Pero lo que encierra la isla puede ser mucho más poderoso que sus propios sentimientos y deseos. Y Adara deberá enfrentarse a todos los entresijos que rodean a la familia Williams y al mayor secreto de un hombre que solo tiene un objetivo en su vida: adorarla y protegerla del mundo. Hay deseos por los que vale la pena arriesgarlo todo.
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La vida de Adara Williams parece ir en picado. Pierde su trabajo en el Museo Metropolitano de Arte. No puede seguir pagando el alquiler de su apartamento. Y para rematar su ''buena suerte'', se ve obligada a vivir en un hotel hasta encontrar una vivienda más económica. Sus días solo son grises, hasta que una mañana se encuentra con una herencia que cambiará su destino. Adara es la heredera principal de una mansión en una remota isla en el océano atlántico. Esa inesperada herencia consigue remover las tempestades de su corazón atormentado. Apenas comprende que siendo huérfana herede de pronto una mansión. Una mansión que según unos papeles comparte un diez por ciento con un tal Price, que la espera en la isla para hablarle de todo lo que concierne a la familia Williams. Creyendo que todo es un malentendido, viaja con su mejor amiga hacia el primer lugar al que tienen que ir. Los aldeanos de Roundstone, Irlanda, no hablan muy bien de la isla. Todo parece indicar que nadie quiere pisar esa isla que está maldita con la sangre de la familia que murió allí. Nadie, ni por todo el oro del mundo, se arriesga a llevar a Adara hasta la isla Williams; la que también llaman la ''Isla de Blood Williams''. Y cuando Adara lo da todo por perdido, aparece un hombre apuesto, caballeroso y de un atractivo irresistible que desata sus más secretos deseos. Enzo Kingsley lleva viviendo en Roundstone toda su vida, tiene un pequeño barco pesquero de su padre, es amable con los que viven en Roundstone, pero más frío con los forasteros que quieren arriesgarse a ir a la isla Williams. Pero todo cambia cuando conoce a la hermosa y temeraria Adara. En el momento que sus miradas se cruzan, sus destinos estarán atados. Ya nada volverá a ser lo mismo. Pero lo que encierra la isla puede ser mucho más poderoso que sus propios sentimientos y deseos. Y Adara deberá enfrentarse a todos los entresijos que rodean a la familia Williams y al mayor secreto de un hombre que solo tiene un objetivo en su vida: adorarla y protegerla del mundo. Hay deseos por los que vale la pena arriesgarlo todo.