Escritos poco antes de su muerte, los relatos de este libro memorable representan el testamento literario de un autor imprescindible de las letras universales. Son cinco, cinco relatos rebosantes de humor, de profundidad, de fuerza, de belleza que se interrogan de un modo casi profético sobre el final de la vida. Un ejecutivo acepta a sus sesenta años que ya se encuentra cerca de la última parada cuando su exmujer le llama para comunicarle que se está muriendo, sin que él tenga claro de cuál de sus exesposas se trata. Otro hombre recuerda la sentencia que a los dieciocho años cumplió en prisión con un peculiar elenco de delincuentes; cuarenta días de condena que bastaron para cambiar su vida. Un escritor ve cómo sus amigos mueren mientras su propio cuerpo empieza también a traicionarle. Y otro más escribe cartas desde un centro de desintoxicación para conjurar los fantasmas de aquellos que amó y odió. Con estas miradas francas a la vejez y la mortalidad, Johnson firma una coda vitalista y depurada de sentimentalismos. Consciente de que le queda poco tiempo, rompe la distancia entre el autor y sus lectores con frases que aprietan el nudo que ha ido tejiendo en nuestras gargantas relato a relato: «El mundo sigue girando. Es evidente para usted que mientras escribo esto no he muerto. Pero puede que sí cuando lo lea».
Description:
Escritos poco antes de su muerte, los relatos de este libro memorable representan el testamento literario de un autor imprescindible de las letras universales. Son cinco, cinco relatos rebosantes de humor, de profundidad, de fuerza, de belleza que se interrogan de un modo casi profético sobre el final de la vida. Un ejecutivo acepta a sus sesenta años que ya se encuentra cerca de la última parada cuando su exmujer le llama para comunicarle que se está muriendo, sin que él tenga claro de cuál de sus exesposas se trata. Otro hombre recuerda la sentencia que a los dieciocho años cumplió en prisión con un peculiar elenco de delincuentes; cuarenta días de condena que bastaron para cambiar su vida. Un escritor ve cómo sus amigos mueren mientras su propio cuerpo empieza también a traicionarle. Y otro más escribe cartas desde un centro de desintoxicación para conjurar los fantasmas de aquellos que amó y odió. Con estas miradas francas a la vejez y la mortalidad, Johnson firma una coda vitalista y depurada de sentimentalismos. Consciente de que le queda poco tiempo, rompe la distancia entre el autor y sus lectores con frases que aprietan el nudo que ha ido tejiendo en nuestras gargantas relato a relato: «El mundo sigue girando. Es evidente para usted que mientras escribo esto no he muerto. Pero puede que sí cuando lo lea».