Alan Lewrie era un libertino, un sinvergüenza que aprovechaba al máximo las oportunidades que Londres le ofrecía para satisfacer sus más bajos instintos. Pero su vida cambió drásticamente cuando su odioso padre le obligó a enrolarse en la Armada Real.
Han pasados dos años y, para sorpresa de todos, Alan ha hecho gala de una competencia sobresaliente en su nueva vida, aun a pesar de odiar cada minuto de su estancia en el mar.
Y sus penalidades no han terminado. Su nuevo destino es el Desperate, bajo el mando del capitán Treghues, que le odia como sólo un puritano puede odiar a un bribón. Por si fuera poco, la temible flota francesa ronda el Caribe, y la gran batalla naval que decidirá la suerte de las colonias americanas y segará la vida de tantos hombres se adivina en el horizonte. Con El almirante francés, Dewey Lambdin continúa la que muchos consideran la mejor serie naval de los últimos tiempos. Alan Lewrie es el marino de verdad, falible, mundano y pecador, muy lejos del perfecto caballero que es el Hornblower de C. S. Forester y del calculador Jack Aubrey de Patrick O’Brian. Con un ritmo endiablado y una atención al detalle digna de elogio, las novelas de Dewey Lambdin suponen un soplo de aire fresco dentro de la literatura naval.
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Alan Lewrie era un libertino, un sinvergüenza que aprovechaba al máximo las oportunidades que Londres le ofrecía para satisfacer sus más bajos instintos. Pero su vida cambió drásticamente cuando su odioso padre le obligó a enrolarse en la Armada Real.
Han pasados dos años y, para sorpresa de todos, Alan ha hecho gala de una competencia sobresaliente en su nueva vida, aun a pesar de odiar cada minuto de su estancia en el mar.
Y sus penalidades no han terminado. Su nuevo destino es el Desperate, bajo el mando del capitán Treghues, que le odia como sólo un puritano puede odiar a un bribón. Por si fuera poco, la temible flota francesa ronda el Caribe, y la gran batalla naval que decidirá la suerte de las colonias americanas y segará la vida de tantos hombres se adivina en el horizonte. Con El almirante francés, Dewey Lambdin continúa la que muchos consideran la mejor serie naval de los últimos tiempos. Alan Lewrie es el marino de verdad, falible, mundano y pecador, muy lejos del perfecto caballero que es el Hornblower de C. S. Forester y del calculador Jack Aubrey de Patrick O’Brian. Con un ritmo endiablado y una atención al detalle digna de elogio, las novelas de Dewey Lambdin suponen un soplo de aire fresco dentro de la literatura naval.