Max Harper es representante de deportistas y sabe que la única manera de conseguir un contrato más ventajoso para Jeff Bristol, una estrella del fútbol y uno de sus mejores amigos, es que siente la cabeza. O, al menos, que lo finja. Jeff es una figura del deporte, guapo y sexy, pero también mujeriego y juerguista. Y no piensa cambiar. Por eso, cuando su representante le propone una boda por interés, para limpiar su imagen y conseguir un fichaje multimillonario en un club francés, ni se lo piensa y acepta casarse con la chica que elija Max. Max no tiene ni idea de dónde va a encontrar una novia para Jeff, hasta que recibe una llamada de su hermana Gwen. Su padre acaba de cortarle el grifo y está desesperada. Gwen no ha trabajado en su vida, no tiene experiencia más que en gastar y en irse de fiesta y necesita un cambio de aires y dinero con tanta urgencia que, cuando su hermano le cuenta que busca una novia para el insoportable de Jeff Bristol, ni se lo piensa. Ella siempre ha querido vivir en París y tiene la intuición de que allí va encontrar su sitio en el mundo, así que se propone como candidata a novia, a cambio de una cantidad importante de dinero y de vivir en una mansión enorme junto al Sena, en la que no tenga que cruzarse con su marido de pega. A Max le parece un despropósito, pero le cuenta a Jeff que su hermana está dispuesta a casarse con él en esas condiciones y él acepta sin dudarlo. Gwen le odia tanto que jamás cometería el error de enamorarse de él y viceversa. Primero, porque él no cree en el amor y, segundo, porque jamás tendría nada, absolutamente nada, con la irritante, caprichosa y tocapelotas de Gwen Harper. O eso cree. Porque en París descubrirán que lo que parece ser odio, esconde atracción, deseo, fuego y algo tan fuerte que podría cambiar sus vidas para siempre…
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Max Harper es representante de deportistas y sabe que la única manera de conseguir un contrato más ventajoso para Jeff Bristol, una estrella del fútbol y uno de sus mejores amigos, es que siente la cabeza. O, al menos, que lo finja. Jeff es una figura del deporte, guapo y sexy, pero también mujeriego y juerguista. Y no piensa cambiar. Por eso, cuando su representante le propone una boda por interés, para limpiar su imagen y conseguir un fichaje multimillonario en un club francés, ni se lo piensa y acepta casarse con la chica que elija Max. Max no tiene ni idea de dónde va a encontrar una novia para Jeff, hasta que recibe una llamada de su hermana Gwen. Su padre acaba de cortarle el grifo y está desesperada. Gwen no ha trabajado en su vida, no tiene experiencia más que en gastar y en irse de fiesta y necesita un cambio de aires y dinero con tanta urgencia que, cuando su hermano le cuenta que busca una novia para el insoportable de Jeff Bristol, ni se lo piensa. Ella siempre ha querido vivir en París y tiene la intuición de que allí va encontrar su sitio en el mundo, así que se propone como candidata a novia, a cambio de una cantidad importante de dinero y de vivir en una mansión enorme junto al Sena, en la que no tenga que cruzarse con su marido de pega. A Max le parece un despropósito, pero le cuenta a Jeff que su hermana está dispuesta a casarse con él en esas condiciones y él acepta sin dudarlo. Gwen le odia tanto que jamás cometería el error de enamorarse de él y viceversa. Primero, porque él no cree en el amor y, segundo, porque jamás tendría nada, absolutamente nada, con la irritante, caprichosa y tocapelotas de Gwen Harper. O eso cree. Porque en París descubrirán que lo que parece ser odio, esconde atracción, deseo, fuego y algo tan fuerte que podría cambiar sus vidas para siempre…