Frankie Farrell sacó su petaca de mal whisky, echó un trago, después otro, e hinchó el pecho con aire de héroe legendario. Se dijo que si ahora no se atrevía, no se atrevería nunca. Un hombre con sólo media botella de whisky en el estómago puede, incluso, vacilar en tales circunstancias. Pero cuando la primera petaca se ha agotado y uno la emprende con la segunda, no hay duda que valga. Así, Frankie Farrell lanzó un suspiro muy fuerte, tapó de un manotazo el manantial de su valor y se lanzó al ataque.
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Frankie Farrell sacó su petaca de mal whisky, echó un trago, después otro, e hinchó el pecho con aire de héroe legendario. Se dijo que si ahora no se atrevía, no se atrevería nunca. Un hombre con sólo media botella de whisky en el estómago puede, incluso, vacilar en tales circunstancias. Pero cuando la primera petaca se ha agotado y uno la emprende con la segunda, no hay duda que valga. Así, Frankie Farrell lanzó un suspiro muy fuerte, tapó de un manotazo el manantial de su valor y se lanzó al ataque.