Era un cartel engañoso. Pero estaba allí, a la entrada del pueblo. También el tiempo era engañoso. En el suroeste resultaba difícil que lloviera. Y más difícil aún que lloviera torrencialmente. Pero llovía. Y lo hacía como si todo el cielo estuviera derramando sus reservas de agua sobre la tierra, habitualmente calcinada, seca, agrietada por las largas sequías.
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Era un cartel engañoso. Pero estaba allí, a la entrada del pueblo. También el tiempo era engañoso. En el suroeste resultaba difícil que lloviera. Y más difícil aún que lloviera torrencialmente. Pero llovía. Y lo hacía como si todo el cielo estuviera derramando sus reservas de agua sobre la tierra, habitualmente calcinada, seca, agrietada por las largas sequías.