Había muy poca gente en el andén número veintiuno de la estación de Liverpool Street a las nueve menos cuarto de la noche del 2 de abril, posiblemente porque el andén en cuestión es uno de los más apartados y menos utilizados en la gran terminal. El jefe de estación, sin embargo, estaba allí, acompañado de un inspector de policía.
Un hombre moreno y corpulento, vestido con un abrigo largo de viaje y un sombrero Homburg, y que llevaba en la mano un maletín de cuero color avellana con una etiqueta rotulada con el nombre de MR. J<small>OHN </small> P. D<small>UNSTER</small>, estaba de pie a unos metros de distancia, fumando un magnífico veguero y, según todas las apariencias, absorto en el estudio de los anuncios que decoraban la mugrienta pared al otro lado de la vía única. Un par de porteadores estaban sentados en una carretilla que contenía un baúl solitario. No había señales de otros pasajeros, ni ningún otro equipaje. De hecho, según el horario, ningún tren debía salir de la estación o llegar a ella, en ese andén, en varias horas.
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Había muy poca gente en el andén número veintiuno de la estación de Liverpool Street a las nueve menos cuarto de la noche del 2 de abril, posiblemente porque el andén en cuestión es uno de los más apartados y menos utilizados en la gran terminal. El jefe de estación, sin embargo, estaba allí, acompañado de un inspector de policía.
Un hombre moreno y corpulento, vestido con un abrigo largo de viaje y un sombrero Homburg, y que llevaba en la mano un maletín de cuero color avellana con una etiqueta rotulada con el nombre de MR. J<small>OHN </small> P. D<small>UNSTER</small>, estaba de pie a unos metros de distancia, fumando un magnífico veguero y, según todas las apariencias, absorto en el estudio de los anuncios que decoraban la mugrienta pared al otro lado de la vía única. Un par de porteadores estaban sentados en una carretilla que contenía un baúl solitario. No había señales de otros pasajeros, ni ningún otro equipaje. De hecho, según el horario, ningún tren debía salir de la estación o llegar a ella, en ese andén, en varias horas.