La mañana del 24 de junio de 1960, Rómulo Betancourt se disponía a presidir el tradicional desfile militar en la avenida Los Próceres cuando el vehículo que lo conducía fue alcanzado por una poderosa carga explosiva que estalló a su paso. El presidente, quien ya había sorteado peligros de magnitud, se vio, como nunca antes, al borde de la muerte. El presente volumen pretende seguirle la pista a la manera como fue concebido este atentado y la complicidad de quienes actuaron para llevarlo a cabo. El expediente de los implicados, sus confesiones, las armas utilizadas, los explosivos, la forma como fue tramado desde Santo Domingo bajo el patrocinio de Rafael Leonidas Trujillo y la cacería humana que se organizó para capturar a los autores materiales de archivo y en reportajes y testimonios publicados por la prensa de la época. Este libro se propone, a fin de cuentas, poner en perspectiva lo que significó el largo duelo entre Betancourt y Trujillo, uno de cuyos desenlaces fue aquel brutal atentado al cual el presidente venezolano, por su manera de ser y por su moral política, no pretendió convertir jamás episodio glorioso ni consagrarlo en el santoral republicano.
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La mañana del 24 de junio de 1960, Rómulo Betancourt se disponía a presidir el tradicional desfile militar en la avenida Los Próceres cuando el vehículo que lo conducía fue alcanzado por una poderosa carga explosiva que estalló a su paso. El presidente, quien ya había sorteado peligros de magnitud, se vio, como nunca antes, al borde de la muerte. El presente volumen pretende seguirle la pista a la manera como fue concebido este atentado y la complicidad de quienes actuaron para llevarlo a cabo. El expediente de los implicados, sus confesiones, las armas utilizadas, los explosivos, la forma como fue tramado desde Santo Domingo bajo el patrocinio de Rafael Leonidas Trujillo y la cacería humana que se organizó para capturar a los autores materiales de archivo y en reportajes y testimonios publicados por la prensa de la época. Este libro se propone, a fin de cuentas, poner en perspectiva lo que significó el largo duelo entre Betancourt y Trujillo, uno de cuyos desenlaces fue aquel brutal atentado al cual el presidente venezolano, por su manera de ser y por su moral política, no pretendió convertir jamás episodio glorioso ni consagrarlo en el santoral republicano.